La llegada a la tierra del Sol Naciente (Alicia Sornosa)
Mi BMW F700GS, bautizada como Ulán en honor a la capital de Mongolia,y yp, acabamos de llegar a tierra nipona. Tras un largo viaje por la carretera Transiberiana, desde Ulán Ude a Chitá y desde allí a Khavarovsk, donde he tenido que superar todo tipo de terrenos ya que esta carretera está en constante construcción o arreglo. Asfalto que se convertía en tierra, piedras e incluso grava, entre máquinas trabajando o sorteando los inmensos camiones tren. Una vez en Vanino junto a otro español, Daniel que pilota desde Mongolia una antigua Honda África Twin, y debido a no tener carnet de passage, decidí tomar el camino hasta Japón por el trayecto más complicado, desde la isla rusa de Sakhajin, a Khomlay de allí a Korsacov para llegar en Ferry al puerto japonés de la isla de Hokkaido, una de las más desconocidas de este país.
Hasta el momento desde que salí el día 2 de agosto de Madrid, he recorrido más de 15.000 km en el continente europeo y asiático. Ahora queda legar hasta la capital, Tokio, para unir simbólicamente estos dos países, España y Japón, en el aniversario de sus 400 años de relaciones comerciales.
El camino ha sido duro, aunque el tiempo, hasta salir hacia las islas, nos ha permitido rodar sin lluvia, ahora diluvia, en tanto tiempo hay de todo tipo de clima para ponerse uno a prueba. Después de este viaje puedo decir que he rodado sobre casi todos los terrenos posibles del mundo, desde la sal de Uyuni, el barro del sur de América, las mejores carreteas de Australia, el ripio argentino, la arena en África y todas las capas de terreno diferente con las que se construyen las carreteras”
Durante la estancia en el puerto de Vanino sufrí un pequeño accidente, ya que fui atacada por un perro justo antes de subir al ferry ruso, que me propinó un mordisco en la pierna sin más consecuencias que dos pequeñas heridas que curan bien y los consiguientes moratones.
Ahora toma rumbo al sur, a conquistar en pocas semanas Japón.
Gracias a todos por estar ahí.
10 preguntas a diez viajeros (parte V): Fabián C. Barrio el viajero moderno, más antiguo.
Os presento a Fabián, para mi todo un personaje. Un profesional de la letra y de la imagen. Los mejores vídeos de viajes, los edita él. En ellos puedes ver todo lo que su ojo capta y lo tiene muy afinado. Dice que viaja muy lento, para poder darse cuenta de todo lo que quiere ver. Es parco en palabras cuando habla fuera del viaje, aunque le salen a borbotones cuando son escritas. Es un viajero atípico (al menos cuando le vemos fuera de su moto, en actos públicos) reservado, tímido… Pero con una gran dote de comunicación visual, las mejores presentaciones, las hace él. Le conocí antes que a ninguno, aunque él no me conocía a mi. Le seguía en su loco viaje “Salí a dar una vuelta” del que escribió un libro y dejó constancia en un montón de bellos vídeos. Con el tiempo conseguí verle en persona y al final, un día, me pidió que fuese la madrina de su segundo libro (que por cierto me gustó mucho) una novela basada en su viaje a India: Suraj
Fabián C. Barrio nació en el jardín de La Alameda de Santiago de Compostela (Galicia, España), donde Rosalía de Castro solía pasear entre camelias para buscar inspiración para sus poemas.
Nick (si lo tienes) y el porqué del mismo: Pues no. Bastante tengo con lo mío.
1- ¿Cuándo empezaste a viajar?
Hasta donde llegan mis recuerdos, mis padres -profesores los dos- esperaban, como un pájaro que vigila la llegada de la primavera, el primer día de vacaciones de verano con la caravana cargada a la puerta del colegio. En cuanto sonaba el timbre salíamos a recorrer mundo. Tendría unos siete u ocho años y había recorrido ya toda Europa, jugando con los Madelman en el suelo del coche, un Renault 12.
2- ¿Qué motos has tenido? Con cual te quedarías y por qué.
Empecé con una scooter realmente fea, de color rosa fluorescente, que compré para que nadie me la robara. Sin embargo, los tunantes fueron llevándosela por fascículos. Decidí pasar a las motos de marchas con la Suzuki Marauder, y con ella hice mi primer viaje larguísimo: de Madrid a Toledo, parándome a medio camino para que se enfriara el motor. Luego compré la Ducati Monster -que todavía tengo-. La decisión de compra la tomé tras veinte segundos conduciéndola. Me robó instantáneamente el corazón. La Fefa la compré de segunda mano y con ella di la vuelta al mundo. El fabricante se mostró tan despectivo conmigo cuando les pedí que me ayudaran a localizar una en buen estado, que nunca he reconocido marca y modelo. También he tenido el honor de pilotar una Triumph Tiger Explorer -de Madrid a Nepal- y una Explorer de 800 -de Florida al DF-.
3- ¿Con cuanto tiempo planeas los viajes, sabes cada paso que vas a dar, llevas los lugares donde vas a dormir ya preparados?
No. Llevo una ruta más o menos clara de los países que voy a atravesar, y normalmente planifico cada jornada para llegar a la siguiente ciudad más o menos abastecida. Si lo tomamos como un trabajo, la mayor deformación profesional del viajero es que siempre está alerta. Me resulta difícil caminar por una ciudad -especialmente si no es la mía- sin prestar atención a detalles infinitesimales: carteles de pensión, tascas baratas, espacios donde aparcar, monumentos inverosímiles, mercados pintorescos: todo ello es analizado constantemente en busca del ángulo para retratarlo, de la historia humana sobre la que indagar, de su precio. Créeme, la ruta se va haciendo ella sola, de alguna forma se diseña por si misma sin apenas esfuerzo. Viajar así conlleva un cierto sacrificio, porque te pierdes cosas, pero soy de los que no se obsesionan si no lo ven todo: así tienes una excusa para regresar. También he desarrollado una especie de sexto sentido para localizar hostales en lugares inverosímiles. Lo cierto es que el alojamiento es el menor de los problemas y, de hecho, sólo en un par de ocasiones he tenido dificultades para encontrar dónde dormir. Por ejemplo, en India solían decirme que el hotel estaba completo porque los recepcionistas tienen que presentar unos detallados formularios cada vez que alojan a un extranjero, y se ve que les daba pereza.
4- La eterna pregunta….¿solo o acompañado?
Cuando viajas solo eres responsable único de tus fracasos, y tú mismo padeces las consecuencias: si el hotel en el que pasas la noche es una mierda, lo has elegido tú y tú eres el que va a pasarse la noche aplastando cucarachas. Si en el restaurante en el que te detienen sólo te dan bazofia, pues te la tragas sin intoxicar a nadie. Sólo concibo viajar cuando lo haces con alguien con quien te compenetras al cien por cien. A falta de candidaturas, seguiré viajando solo. De todas formas, viajando en moto jamás estás solo. Sólo tienes que sentarte y esperar.
5- Que te llevas siempre que nunca usas en tus viajes
Casi nunca uso las herramientas que llevo, siempre aparece un tío que tiene unas mejores.
6- Viajes cortos (qué es para ti corto) o largos (ídem)
Un viaje ideal tiene una duración de seis o siete meses. Al final del proceso te has hastiado y sólo quieres volver a casa para retomar tu relación amorosa con el sofá. Pero, al mismo tiempo, has podido vivir experiencias inolvidables, has podido cambiar por dentro, se ha inoculado en ti el veneno de los largos viajes, y has podido vivir instantes que justifican una vida entera.
7- ¿Viajarías así si tuvieses familia?
No veo por qué no. Es inevitable poner a la familia como excusa, pero plantéate lo siguiente, de un modo serio y responsable: ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿que tus hijos aprendan muchas cosas? ¿que se empapen con otras culturas? ¿que su mundo se ensanche?
8- ¿Por qué en moto?
Esta es la típica pregunta de alguien que no monta en moto. En la moto, cuando hace frío te hielas, cuando hace calor te abrasas, cuando llueve te empapas. Sientes los olores, los colores del camino, estás pendiente de cada átomo de asfalto. Y la gente se te acerca mucho más, todos quieren saber a dónde vas y de dónde vienes. Además, está la comunidad motera, presente donde quiera que vayas, siempre dispuestos a conocerte y a brindarte su hospitalidad. Es un vehículo idóneo para viajar, la verdad.
9- Tus proyectos
No soy mucho de desvelar qué voy a hacer a continuación. Primero, porque no lo tengo del todo claro, pero sobre todo porque es inevitable que muchos proyectos extravagantes como los míos pinchen casi antes de nacer y no quiero crear falsas expectativas.
10- Qué es lo que no has vuelto a hacer desde que volviste del primer viaje.
Mentiría si dijera que no he vuelto a un centro comercial, porque lo cierto es que me he visto en la obligación. Pero sí es cierto que ahora me provocan una urticaria que antes no estaba ahí.
La aventura que está viviendo ahora Fabián por América del Sur: Maniumbi
Alicia Sornosa continúa sus Rutas Míticas. Bolivia.
Sólo una foto. Acabo de llegar. No tengo batería... Pero si miráis un mapa veréis que he navegado, literal, unos 7km por el salar inundado para llegar aquí. Feliz día mañana!
Alicia Sornosa homenajeada en Tarija (Bolivia)
Un viaje que toca a su fin: Alicia Sornosa
Conseguir unir España con Japón en un viaje por tierra sería posible si este país no fuera una isla, pero hasta el borde del mar, Alicia ha llegado con una BMW F700GS.
Curso para viajeros en moto, por Alicia Sornosa
Informacion adicional
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BMW: World Trip: Una corona de diamantes.
Impresiones desde el país nipón (ALICIA SORNOSA)
Hace una semana la española y la BMW F700GS “Ulán” llegaban a la isla de Hokkaido tras haber pasado a este país desde la vecina Rusia, vía marítima por Sakhalim. Lo primero que ha sido diferente es el cambio de carril al circular, ya que en Japón se conduce por el lado inglés.
A Lima por la Panamericana: "MISIÓN CUMPLIDA"
Tas haber cumplido el último de los retos de Carreteras Míticas, el paso por el Camino de la Muerte, la madrileña comienza su viaje de retorno hacia Santiago de Chile, aunque esta vez ha desviado un poco el camino. Desde la localidad de Puno, frontera de Bolivia y Perú, tras visitar el Lago Titicaca y la Isla del Sol, uno de los lugares más increíbles de nuestro planeta, se ha dirigido a la capital de este país.